La otra gran cita se celebraba en la Isla de Man y del Ulster y dos ferries después rodábamos de nuevo por las calles de Douglas. En agosto se celebra siempre el Manx GP, un Tourist Trophy menor en el mismo escenario racer más potente del mundo. El que corre en el TT ya tiene vetada su participación en el Manx GP y por eso esta carrera es totalmente amateur, pero igual de espectacular. El año pasado, y ante el declive en el interés del público, que no de participantes, en el Manx GP, las autoridades de Man le dieron un valor añadido creando el Classic TT y englobando ambas carreras y otros acontecimientos moteros en el Festival of Motorcycling. Un punto y un éxito rotundo, convirtiendo en agosto la Isla de Man en la cita inexcusable para los pirados de las dos ruedas. Ver, oir y oler a las clásicas en acción en el Mountain Course es una inyección de buen rollo de alto octanaje muy difícil de igualar.
Sólo con ver al neozelandés Graeme Crozby volando en Ballaugh Bridge con la Suzuki XR69 ya vale un viaje de miles de kilómetros. En el Classic TT se rindió tributo a Joey Dunlop y numerosos rivales de su época y casi todas las motos que compitieron junto a el se dieron una vuelta al circuito. Algunos se lo tomaban con calma, pero otros definitivamente no. Pero en las carreras de clásicas le dieron al mango de veras. Tres fueron las carreras que se disputaron, 500cc, 350cc y Formula 1 y 2, a 4 vueltas cada una y con los grandes TT Riders como protagonistas. Abajo Dan Stewart con Honda en la carrera de 500cc en su paso por Barregarrow.
Encontrar una máquina o un prototipo clásico que no estuviera compitiendo en alguna de las tres categorías del Classic TT era una tarea imposible. You name it ! Estában todas y todas afinadas al máximo, capaces, en un principio, de aguantar los 240 km de tralla de carrera. Paton, MvAugusta, Manx Norton, Ducati, Honda, Matchless, BSA Goldstar, Vincent, Aermacchi, Suzuki, Kawa, AJS... Y rarezas que si no eres un ilustrado en esto de las clásicas apenas puedes llegar a apreciar. Con la chuleta (programa oficial de las carreras) he llegado seguirle el pedigrí al maquinón de Tony Russel, abajo dejando una rotunda sombra en Gooseneck. A saber. Monta un Nourish Racing Engine de 500cc de 8 válvulas en un chasis Seeley MK2 de los 60. Una joya.
Hasta la cocina, o casi. Desplazarse hasta los diferentes puntos en el interior del circuito del TT es cuestión de hacerse con un buen mapa o ir preguntando a los lugareños por las localizaciones. En un buen día de carreras te da tiempo a alternar diferentes ubicaciones y cada una tiene su punto. Desde el espectáculo asegurado en Ballaugh, a la ondulada recta de Cronk-y-Voddy o a los puntos más altos de la montaña de Snaefell.
Ballaugh Bridge es de visita obligada en cada reencuentro con la Isla de Man. Arriba Nick Jefferies con la Yamaha R1 con la que su sobrino David Jefferies consiguió batir por primera vez la barrera de las 125 mph (201 km/h) en 2000. Y sin duda la conexión más fuerte en la vuelta tributo a Joey Dunlop recayó en su sobrino Michael Dunlop (abajo). Representaba a su padre Robert Dunlop sobre la Norton Rotary 588 de este. Y no defraudó, marcando con salida en parado una media de 109mph (175.42 km/h). Amazing!! Las tandas de carreras de clásicas se alternan con los entrenamientos para el Manx GP y muchas veces, cuando no hay carreras, ambas categorías entrenan a la par. El espectáculo en la Isla de Man siempre está asegurado. Más abajo el inglés Paul Gartland con la Suzuki GSX-R600 en los entrenos del Senior Manx GP.
Algo pasa cuando ya no te detienes ante una BSA Goldstar o ante una Triton patanegra aparcada en la acera. La primera causa sensación, y la segunda, y la tercera, pero la enésima pasa a engrosar la fabulosa lista de cafe-racers que pululan estos días por la Isla. Una más. Cada una tiene su carácter y sus peculiaridades pero podrías pasarte todo el día contemplando motos y el tiempo no se puede estirar. Una putada. Igual que las motos cada propietario también tiene su punto. Aunque abundan los trajes de cordura y ceñidas camisetas conmemorativas sobre barrigas cerveceras, el cuero lustrado y los barbours con pátina de haberse comido mucho fucking english weather también se dejan ver en cantidad. La mayoría están deseosos de contar historias, sólo hay que preguntar e interesarse un poco, en cambio hay algunos a los que por pura precaución no conviene ni pedir fuego. A lo mejor luego regentan una guardería en Yorkshire, pero por si las moscas.
El paddock de Douglas se convierte durante dos semanas de agosto en el corazón racer de la Isla de Man, y en días de carrera y entrenos bombea cada diez segundos un piloto hacia su particular batalla con el Mountain Course. La lista de pilotos inscritos entre las carreras del Classic TT, el Manx GP y las distintas vueltas de exhibición y tributo es apabullante. Superan los 800!!, con más de 200 de reserva. Para poder contemplar todas las motos clásicas inscritas y no tener que desplazarse por el inmenso mar de tiendas del paddock, sólo hay que madrugar un poco y situarse en primera linea frente a la caseta de verificaciones. Alli pudimos ver la joya de arriba, una Vincent con chasis Featherbed Wideline y un poco más allá la última café-racer británica del siglo XXI, la Norton Domiracer. Y había más pululando por ahí. En la Isla de Man siempre hay más, no problem.
Que encanto tienen las fotos en blanco y negro... son fabulosas.
ResponderEliminarMenudo itinerario os habéis marcado .... enhorabuena!