Summer Race&Roll, Ulster GP

Las citas  más calientes del planeta moto se concentran en verano en las Islas Británicas. Una buena excusa para hacer el petate y rodar sin límite hacia el  territorio de los Road Racers, allí donde los pilotos más puros viven su sueño de rodar al límite por carreteras comarcales y paisajes rotundos. La primera escala la hicimos en el Ulster y en su Gran Premio. Dos son los días de carrera y aquí las superestrellas y los privados se juntan para disputar la Road Race más rápida del mundo. 

El Road Racing es una de las aficiones más enraizadas en el Ulster. En multitud de circuitos trazados por carreteras comarcales se disputan numerosas carreras cada año y la afición pasa de padres a hijos. En el paddock encontramos a este piloto que comparte en un mismo gesto sus dos pasiones, la moto y la familia. Su hijo sujeta los guantes del padre, de mayor seguro que será también Road Racer. Una de las dinastías más importantes de pilotos es la de la familia Dunlop, abajo los Dunlop Bros en acción en The Quarries, una de las zonas más reviradas del circuito. En primer término William con Suzuki y Michael con BMW en la carrera de Superbikes. 

La cercanía a las estrellas es una constante en las Road Racers. Acostumbrados a ver a los pilotos del mundial en una burbuja permanente y escoltados en todo momento sorprende encontrarse de cara a pilotos de la talla de Ian Hutchinson. Mantiene todavía el record estratosferico de victorias consecutivas en el Tourist Trophy, en 2010 las ganó todas, y después de un terrible accidente ha vuelto para seguir dando que hablar. 

Y no sólo a los pilotos se les puede tocar (con respeto), a las motos casi también. La sombra pasó muy malos tragos hasta que conseguí la foto (estuvo un par de días sin hablarme) e involuntariamente se convirtió también en uno más de los obstáculos del circuito. Aún así en este circuito se rueda muy rápido. Abajo Guy Martin fue uno de los más rápidos, marcando una vuelta rápida a 212 km/h de media. 

Pero ir la límite tiene su precio. En las eses de Quarterland estos dos pilotos clavan la mirada en las ambulancias que un poco más allá se hacen cargo de tres pilotos caídos. El accidente fue espeluznante, lo vivimos en directo y fue provocado por el derrape de un piloto en la primera vuelta cuando el pelotón tomaba la segunda curva de izquierdas. Se llevó a uno por delante y luego fue arrollado por uno que venía detrás yque no pudo evitarle. Hay que acostumbrarse a estos parones y algunos pilotos esconden el móvil, y el tabaco, en el mono para dar señales de vida cuando sacan la bandera roja. 

Looking for his mate. Otro de los añadidos de las Road Races son los mosquitos. Un impacto a más de 300 km/ph contra el carenado no suele dejar mucho de ellos. Pero lo peor se lo lleva el casco y para los privados, aquellos que no pueden hacerse con viseras desechables, acabar una carrera es a veces cuestión de pura intuición. 

Caña de España!!  Desayunar un Full English Breakfast todos los días te mantiene el duodeno ocupado hasta bien entrada la tarde. Pero a los que nos han educado en el paladar fino unas rodajas de caña de lomo (aunque no fueran muy finas) nos sabían a gloria a media mañana. Con el lomo viajamos hasta el Uslter una valiente y cuatro yonquis de las dos ruedas. Super Belén y Benito Probiker, abajo en el Joey Dunlop Bar. Jose Deng, a los mandos de la Big Twin y de la Caña.  FlatOut Fernando, live to ride y si se puede rebañar better. Y un servidor. 

De parada obligada, de pinta y de cigarrillo,  es el Joey`s Bar en Ballymoney. La figura del gran Joey Dunlop esta presente en cada rincón del bar, donde el cuero comparte charla con los parroquianos de toda la vida. De visita obligada es también el memorial a su figura y a la de su hermano Robert, y donde inscritas en el mármol están todas las victorias de estos dos grandes pilotos norirlandeses. La lista es apabullante. 

La mejor manera de moverse por el circuito del Ulster GP es acceder al interior y moverse desde allí,  y por las carreteras secundarias,  a los diferentes sectores. Entre las carreras abren el tramo del circuito al público y andando también podemos alcanzar zonas desde donde ver el espectáculo. A veces alcanzas puntos muertos donde la visibilidad se limita a un agujero entre el seto, pero la sensación de ver pasar a un misil a escasos metros pone los pelos de punta. Aunque sólo sea por una milésima de segundo. Los parones en la carrera son constantes. Los accidentes, el tiempo y las manchas de aceite provocan muchos retrasos y conviene venir previsto de suficiente flema británica para pasar todo un dia, de sol a sol, en las carreras. Los que repiten todos los año traen su propio kit de supervivencia. Una silla plegable, una manta, el termo con te caliente, unos sandwiches, el periódico y algunos recuerdos para la tertulia. Los que vinimos por primera vez sólo trajimos el lomo. 

La gran mayoría de pilotos de las Road Races son ingleses pero de vez en cuando se cuelan en la lista de inscritos pilotos de otras nacionalidades que quieren probar sus límites en una de las carreras más potentes de todo el calendario. De hecho el Ulster GP fue una prueba puntuable para el Mundial de velocidad y aquí han corrido todos los pilotos punteros de la época de oro del motociclismo. El piloto portugués Nuno Caetano (abajo) fue uno de los que más kilómetros se hizo para correr en el Ulster GP. Y si los pilotos foraneos se convierten en una rareza, ver a una chica corriendo lo es aún más. La norteamericana Patricia Fernandez (arriba) lo hizo.