Para muchos el primer norteamericano en triunfar fuera de las fronteras de EEUU fue Kenny Roberts. Aunque ya llevaba varios años avisando en carreras puntuales que se disputaban en Europa como las Transatlantic Match Races o las 200 millas de Imola, en 1978 sorprendió a todo el mundo coronándose campeón del mundo de 500cc en su primer asalto al campeonato. La gesta entró en negrita en los libros de historia y desde entonces al marciano se le venera como el primer norteamericano en abrir camino en las competiciones internacionales. Pero antes de Roberts otro norteamericano había asombrado al personal y de no ser por un fatal accidente en Nueva Zelanda en 1973, quizá la historia hubiese sido muy diferente.
En 1971 y promovidas por BSA/Triumph se celebraron las primeras Anglo-American Match races, una serie de carreras que se disputaban en varios circuitos británicos y en la que se batían los equipos de Gran Bretaña y EEUU. Era para muchos pilotos norteamericanos la primera toma de contacto con el exterior. Para la segunda edición se contactó con el emergente piloto Cal Rayborn, que ya había demostrado su talento ganando las 200 millas de Daytona en 1968 y 1969. (A la derecha con la HD KR-750 en Daytona en 1966) Pero Harley Davidson no quiso apoyarle ni cederle una moto por lo que Rayborn tuvo que participar con una XR 750 TT prestada. De las seis rondas ganó tres y se convirtió en un héroe en Gran Bretaña, donde demostró que los pilotos americanos ya estaban maduros para dar guerra en los circuitos cerrados y no sólo en los óvalos de Dirt Track. Su carrera y las ganas de seguir demostrando que era un fenómeno se cortaron radicalmente al año siguiente cuando falleció en un accidente en una carrera en Nueva Zelanda. Estaba en plena evolución, dejaba por fin las Harleys y se subía por primera vez a una Suzuki. Se fue y dejo un buen número de titulares en negrita por escribir.
Loudon, 1968
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