Si existiera un Hall of Fame para las motos únicas y singulares, no para los modelos ni para las series limitadas, la Honda XR680RN estaría expuesta en plena recepción. Se desarrolló en 1991 para correr la Baja 1000, en la Baja California, y para hacer frente a las potentes motos de dos tiempos que en aquella época dominaban en el desierto mexicano. La base, la Honda XR600R, fue exprimida al máximo y aumentada su cilindrada hasta los 680cc. Un experimento que para los pilotos de Honda supuso un esfuerzo brutal para hacerse con ella, tuvieron que cambiar en parte su estilo de pilotaje y sobre todo su percepción de la realidad. Andaba tanto que los obstáculos, sobre todo los cactus, aparecían, y desaparecían, mucho antes de lo previsto.
Aunque por parte de Honda nunca se confirmaron los caballos de la Monster los daños colaterales apuntaban que había ganado un buen puñado de ellos. Los pilotos tenían que ingeniárselas además de con los impertinentes cactus con ruedas traseras que se desintegraban o con basculantes que se doblaban. El brutal poder de la Monster. Para ellos pilotarla era sumamente divertido, pero poco más, porque la fiabilidad de aquel prototipo era nula. De hecho no llegó a finalizar ninguna carrera pero su corta existencia sirvió para que Honda tomara buena nota del experimento. Las siguientes series de la XR pasaron a cubicar 650 cc, 30cc menos que la Monster.
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