Pocas motos de carreras tienen mote. Se las suele identificar con siglas, un número y basta. El protagonista es sin duda el piloto (esos si que tienen motes) pero cuando una consigue ser conocida por su apodo es que algo gordo ha hecho. Es el caso de Slippery Sam, la Triumph Trident T150 de carreras que en plena crisis de la industria británica mantuvo bién alta la moral de los de Meriden.
En 1968 Triumph sacaba al mercado su novedosa Trident, de hecho la primera superbike de 750 cc y tres cilindros, pero solo un mes más tarde Honda le arruinó el estrellato con la presentación de la revolucionaria Honda CB750. Las previsones de venta se fueron al carajo y conscientes de que tenían que contraatacar y de que no podían desarrollar otra moto (como si hizo Kawasaki con su Z1) decidieron pasar de librar la batalla en el escaparate a librarla en los circuitos.
En 1968 Triumph sacaba al mercado su novedosa Trident, de hecho la primera superbike de 750 cc y tres cilindros, pero solo un mes más tarde Honda le arruinó el estrellato con la presentación de la revolucionaria Honda CB750. Las previsones de venta se fueron al carajo y conscientes de que tenían que contraatacar y de que no podían desarrollar otra moto (como si hizo Kawasaki con su Z1) decidieron pasar de librar la batalla en el escaparate a librarla en los circuitos.
Las ventas para la supervivencia de Triumph-BSA en EEUU, su principal mercado, eran cruciales y por motivos de marketing se fijó la primera carrera de la Trident en Daytona en 1970, donde también debutó por primera vez en carrera la CB750 (CR750). El equipo BSA fichó incluso a Mike Hailwood por una pasta para pilotar la BSA Rocket II, llegó a liderar la carrera pero tuvo que retirarse con un pistón agujereado. Mejor suerte tuvieron las Triumph, que acabaron segunda y tercera. Ese mismo año también corrieron en las 24 horas del Bol D'or y Paul Smart (arriba) y Tom Dickie consiguieron hacerse con la victoria y la moto con el mote. Se lo dió la segunda Triumph, pilotada por Percy Tait y Steve Jolly, que empezó a escupir aceite en plena carrera (aunque unos apuntan a un fallo en la bomba del aceite otros aseguran que fue debido al uso experimental de un aceite erroneo). El suculento bonus que les ofreció el importador francés por acabar la carrera entre los cinco primeros evitó que tiraran la toalla y como por aquellos tiempos parecía que la seguridad no primaba demasiado lograron en una frenética carrera, cada repostaje implicaba limpiar la moto, al piloto y rellenar el aceite perdido, acabar los quintos. El apodo se lo puso un mecánico, seguro el que se encargaba de pasar el trapo a todo idem en cada repostaje. Tuvo tiempo para pensarse el mote: 24 horas.
1971 fue un año de ensueño para el departamento de competición de Triumph-BSA. Slippery Sam ya no perdía nada de aceite y lo ganaba todo. Empezando por Daytona donde se presentaron con la BSA Rocket 3 (Triumph - BSA, tanto monta, monta tanto). Ficharon a Dick Mann ( el vencedor del año pasado sobre la CR750), Romero y Emde y con ellos coparon el cajón. Los triunfos siguieron en Mallory Park donde John Cooper se hizo a lomos de la BSA con la victoria sobre la MV-Augusta de Agostini (con menos de un segundo de diferencia), seguidos por Barry Sheene (Suzuki) y Phil Read y Saarinen (Yamaha). En el Bol D'or los de Triumph-BSA cambiaron de tercio y corrieron con Triumph y con la pareja formada por Percy Tait y Ray Pickrell (arriba) lograron levantar el Bol dorado en el circuito de Le Mans.
Pero donde Slippery Sam hizo historia de verdad fue en la madre de todas las carreras, en el Tourist Trophy. En 1971 empezaba su reinado en la categoría de Production TT, categoría reservada a las motos de serie, con Ray Pickrell (izquierda) a los mandos. Hasta 1975 Sam repitió victorias (en los últimos años frente a poderosas máquinas de 1000 cc) y sólo el reglamento, que apartir de 1975 impedía la participación de motos con más de cinco años, la pudo jubilar. En la Isla tomó su apariencia definitiva y con ella se quedó en el imaginario de los aficionados. Tuvo un retiro dorado en el Britain 's National Motorcycle Museum de Birmingham hasta que una colilla mal apagada se le la llevó por delante, y a otras 400, en un lamentable incendio en 2003. Hoy se ha vuelto a restaurar y con sus hermanas de batalla se ha convertido en una de las estrellas del museo.
Con Slippery Sam se cerraba la gloriosa época de carreras de Triumph-BSA. La década de los 70 fué particularmente cruenta en Triumph y con graves problemas financieros los recortes se cebaron con el departamento de carreras, que aguantó como pudo con la T150 hasta que ya no la dejaron correr en la Isla de Man. Hasta su resurgimiento con Bloor, Triumph no volvió a pisar el cajón en ninguna competición.
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El genial Obredam Bezzi acudió tambien a la cita con Slippery Sam y con la historia y propuso su particular versión de la Triumph basándose en una Daytona Next.
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