Desde Sidney nos llega esta cañera propuesta de una Bonneville del 2008. Es obra de Wenley, que firma sus transformaciones como Mean Machine. De casta le viene al galgo y este australiano se crió bajo la tutela de un padre rocker y una madre que acabó renegando de todo aquello que se moviera sobre dos ruedas. Menos mal que ganó el lado oscuro, sino tendríamos ahora a Wenley regentando una lavandería.
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