Los chasis fueron uno de los principales quebraderos de cabeza de las motos inglesas. Las fábricas, excepto Norton con su featherbed para la Manx, pasaron olimpicamente de desarrollar nuevos conceptos de chasis y relegaron su desarrollo en terceros. Surgieron propuestas firmadas por los ingleses Rickman o Colin Seeley, que con el tiempo y afianzada su fiabilidad también pasaron a desarrollar chasis para las primeras superbikes japoneses. El otro gran constructor de chasis de la época fue el suizo Fritz Egli que en sus inicios se alió con la todopoderosa Vincent. Corría a placer pero había que armase de mucho valor para negociar las curvas. Egli construyó varios chasis y siempre bajo pedido. El piloto inglés Malcom Elger le encargó a finales de los 60 tres para su Vincent Comet de 500cc y con ella ya bajo control disputó numerosas carreras.
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