Cuando una transformación pasa por la mente privilegiada de un adicto al diseño solo puede dar como resultado algo único y sorprendente. El luxemburgués Sacha Lakic se atreve con todo, desde un sofá de burbujas hasta una enorme jaima que desaparece y se convierte en una duna más en el desierto. Sus proyectos también abarcan el mundo de los coches y de las motos y en este sorprendió hace unos meses al personal con una potentísima interpretación de una café racer sobre la base de una Honda CX500. Todo en ella fluye hacia lo extremo y lo bello, be water my friend, una de las propuestas más guapas de los últimos años. Fotografía: Sébastien Nunes
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