El origen de las cafe-racers es plebeyo, transformadas en los patios traseros o en los garages ingleses y apañadas con mucho ingenio, maña y numerosas visitas a los talleres de los alrededores para hacerse con piezas y consejos. Por eso los que hoy se atreven a seguir la tradición tienen ganado ya de antemano un plus por valientes. Hay de todo y en ocasiones, pocas, algún iniciado asombra al personal con cafeteras tan niqueladas como la CB 750 del inglés Tim. Muy guapa.
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