El taller indonesio de Studio Motors es de lejos el más prolífico en transformaciones de todo el Sudeste Asiático. Se atreven con todos los estilos (you name it) y la base para sus metamorfosis suelen ser japonesas de dos y medio y mediana cilindrada. Como fuente de inspiración beben de todas partes, desde la Guzzi V7 Racer (a un cliente que no se la podía quitar de la cabeza le hicieron una réplica exacta con base de Suzuki Thunder 250) hasta los Wrenchmonkees, y entremedias muchas creaciones suyas muy logradas.
La mayoría de las motos son japos pero de vez en cuando se descuelgan con alguna inglesa de pro. Ya cafetearon una Matchless del 54 y ahora presentan una BSA M33 a la que han dado el punto racing con un logradísimo depósito de Manx. La bomba. Estos Indonesios están sembrados, y parece que les queda cuerda para largo.
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