La versión más rápida del Speedway se disputa en Japón sobre óvalos de asfalto. Al principio, en los años cincuenta y recién importado desde EEUU todavía se disputaba sobre pistas de tierra, pero los japoneses lo consideraron excesivamente peligroso y decidieron que el asfalto sustituyera a la tierra. Al ser un deporte rápido cuyas mangas no tardan más de cinco minutos en disputarse los japoneses vieron en este nuevo espectáculo una base perfecta para las apuestas. Y el dinero empezó a fluir en los estadios y con el aparecieron también los amaños por parte de la Yakusa japonesa.
Con la mafia de por medio la credibilidad en el Auto Race empezó a caer en picado por parte de los aficionados y para acabar con el problema se creo en 1967 una federación especifica para legislar esta modalidad. Una de las primeras medidas fue enclaustrar a los pilotos los días previos a la competición, desprovistos de todo tipo de posibilidad de comunicarse con el exterior, para que no recibieran ninguna presión que decantara el resultado. Hoy es uno de los deportes más seguidos en Japón, las apuestas lo mantienen muy vivo, y los pilotos se forman en escuelas oficiales y obtienen el titulo pasando rigurosos exámenes. Un trabajo duro en el los pilotos se pasan casi medio año de gira por los numerosos circuitos de Auto Race japoneses. Fotos: Masamichi Nirasawa
Las motos que participan en el Auto Race montan todas el mismo motor, el AR600, un mono de 599cc suministrado por Suzuki. Sólo tiene dos marchas, carece de frenos y como el pilotaje es totalmente diferente al del speedway clásico, el asfalto impide los derrapes en las curvas y hay que inclinar, el manillar esta deformado para facilitar esta maniobra. En las carreras participan ocho pilotos, constan de seis vueltas y los pilotos mejor clasificados en el ranking suelen salir los más atrasados en la parrilla.
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