En la sala suena el funky de James Brown, en el escenario hay una Sanglas cafe racer CRO y la morenaza que atiende la barra no me dice nada cuando me enciendo el segundo cigarrillo. Salgo y cruzo la calle para asistir en la librería industrial de enfrente al siguiente pase la película Hell for Leather que ha traído Davida. En la sala exponen también sus potentes obras artistas tan cañeros como Merinero y Raulowski y antes de subir me paro un rato a admirar las golosas motos transformadas que llenan la calle. Nadie quema rueda ni corta el encendido y en los corrillos se habla de garages y de la excursión de mañana al punto más occidental de Europa. No podría estar más de acuerdo con la letra de James Brown. ¡I Feel Good!
En las empedradas calles de LXFactory, un barrio industrial a los pies del puente 25 de Abril lisboeta reconvertido en espacio alternativo, se dieron cita el último fin de semana de abril el arte y las motos. Una combinación perfecta para que la llave inglesa se fusionara con los pinceles y diera resultados tan contundentes como los que vimos en Lisboa. Allí comprobamos como las transformaciones de garage ganan cada día más adeptos, el punto y la demanda por tener algo único se extiende y cada vez surgen más talleres artesanos que ofrecen motos genuinas.
En Lisboa estaban presentes casi todos los talleres lusos que hoy en día suenan en Portugal. Los primeros en aparecer en escena, Tricana y María Motorcycles, acompañados de los Ton Up Garage de Oporto, los Rocks Bikes con su futurista Gravedigger y los novedosos Lab Motorcycles entre otros. Mención aparte los galácticos del Club 351. Auténticos cafe-racers, de los de raza, de los que despiertan envidias sanas y un punto cochinas. Y como guinda las exóticas Triton del Moto-Club Sintra. Todos artesanos, todos únicos y a todos corriendoles la moto por las venas. Un prazer. El año que viene más. Más info en Art&Moto.
Fotos: Tiago Santiago (color), Fernando Soler (B/N)
En Lisboa estaban presentes casi todos los talleres lusos que hoy en día suenan en Portugal. Los primeros en aparecer en escena, Tricana y María Motorcycles, acompañados de los Ton Up Garage de Oporto, los Rocks Bikes con su futurista Gravedigger y los novedosos Lab Motorcycles entre otros. Mención aparte los galácticos del Club 351. Auténticos cafe-racers, de los de raza, de los que despiertan envidias sanas y un punto cochinas. Y como guinda las exóticas Triton del Moto-Club Sintra. Todos artesanos, todos únicos y a todos corriendoles la moto por las venas. Un prazer. El año que viene más. Más info en Art&Moto.
Fotos: Tiago Santiago (color), Fernando Soler (B/N)
Alberto García Alix, en su salsa.
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