Desde el aire y en la vista cenital que proporciona el Google Earth se asemeja a una charca de agua africana. Hasta este círculo delimitado por gruesos guijarros convergen cantidad de senderos desde los cuatro puntos cardinales, senderos que en este caso no han sido trazados por el ir y venir de los animales sino por motoristas que acuden a este punto del desierto del Mojave californiano para visitar a los que ahí reposan y sus artísticas tumbas o para sumar nuevos moradores a este peculiar cementerio de desert-riders.
El primero en alojarse aquí fue Jim Erickson en 1987. Su familia consideró que dada la estrecha relación que mantenía con los desérticos parajes del Mojave por los que solía rular sin fin con su Husqvarna, este sería el lugar perfecto para que descansara en paz y antes de esparcir sus cenizas fijaron en un lecho de hormigón a su compañera de viaje. Desde entonces a este lugar se le conoce como el Husky Memorial y muchos más desert-riders se han ido sumando a Erik, convirtiendo este lugar del mundo en el único cementerio del mundo donde no se descansa en paz, al contrario, cualquiera que se acerque a visitarlo con escape libre y a tumba abierta siempre es bienvenido. Fotos: Jamie Robinson / Jim Downs
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