A principios de los setenta el ingeniero Fernando Batlló decidió seguir sumando y a partir de dos motores de una Yankee, pseudofranquicia neoyorquina de Ossa que comercializaba un par de modelos sobre la base de dos motores acoplados de Ossa 250, desarrolló una de las motos más carismáticas de la historia de la competición en España. De hecho el origen del motor bicilíndrico de la Yankee fue un motor que el mismo creó de la unión de dos monos OSSA de 230cc y que dio como resultado la Battló 500 Byra (foto derecha). Para armar la Byra 1000, alias OSSA Mayor, le añadió al motor bicilíndrico otro más, acoplando un cilindro más por cada lado. Las cifras que manejaba eran tan drásticas como su concepto, bien afinada podía llegar a dar hasta 115 cv, pero tal potencia desarrollada sobre un motor de dos tiempos también jugaba en su contra, en carreras de resistencia no se mostraban muy fiables y eran también bastante ingobernables. Como sucedió en las 24 horas de Montjuic de 1974 donde un fatal accidente acabó definitivamente con el proyecto. En la foto de arriba Javier Batlló, uno de los cuatro hijos de Fernando Batlló, probando la Byra 1000 en el circuito del Jarama.
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