martes, 7 de enero de 2014

Ducati 750 SS, Juan Martín réplica




Uno de los referentes de las Ducatis clásicas en España en Juan Martín. Las conoce, en todos sus modelos y variantes, como pocos y las repara y las prepara, corre con ellas, discute sobre ellas, y sobre todo sueña placenteramente con ellas.  Pero ocasionalmente tiene tremendas pesadillas.  Los componentes cobran vida y así los pistones de alta compresión se alían con el freno de disco  trasero y el sistema de engrase  para plantarle batalla al máximo nivel. Es lo que tiene enfrentarse a retos mayúsculos. El último, y hasta la fecha el mayor, es el que le ha llevado a convertir una Ducati 750 GT en una inmaculada 750 SS Imola. Dos años de batalla, y de pesadillas, al máximo nivel. Pero Juan siempre sale victorioso y ahora ya y con el último giro del destornillador dado, duerme por fin otra vez como un bendito. O por lo menos hasta el próximo reto.

Uno de los muchos amigos de Juan es el conquense Carlos Martinez, les une su mutua pasión por las Ducatis y en una ocasión y contemplando una perjudicadísima Ducati 750 GT en el taller surgió la chispa, y quizá la bravuconada, de convertirla en una  Ducati Imola versión 73. Carlos le encargó directamente el trabajo. Carta blanca le dijo, como si fuese para el mismo. Un punto, así da gusto trabajar, pero también un tremenda responsabilidad. Juan enfocó el trabajo no como una mera réplica, sino como su particular homenaje a una de las motos deportivas más bonitas de todos los tiempos, la moto que con el triunfo del inglés Paul Smart en las 200 millas de Imola de 1972 marcó el despegue definitivo de Ducati.

Juan ha trabajado de forma muy meticulosa el motor para sacarle lo mejor. Ha montado un cigueñal con bielas especiales, eliminó todo el sistema de arranque eléctrico, los pistones son de alta compresión y los árboles de leva son racing, así como las válvulas y las guías especiales de los muelles. Ha tenido que afinar las culatas para adecuarlo todo a los Dell'orto de 40 mm con sus correspondientes megáfonos. El engrase de culatas va por el exterior con radiador y bomba de gran caudal. En la parte ciclo hay que resaltar los nuevos soportes para el nuevo carenado y el laborioso ajuste para acoplar el disco en el tren trasero y el segundo en el delantero con pinzas pata negra de época. Quizá lo más engorroso del trabajo haya sido la puesta a punto, un montón horas afinando y probando, buscando el punto de relojero preciso que hizo renacer en estrella a una vetusta GT. 













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