La década de los 70 fue única, la modernidad lograba por fin hacerse un hueco en el mundo de las motos y las continuas novedades la hicieron convertirse en una época donde quien realmente quería seguir siendo alguien en el mundo de la moto debía de demostrarlo. Empezaba la gloriosa era de las superdeportivas. Los japoneses fueron los que pegaron primero, desembarcando con la primera hornada de superbikes, Honda con su 750 Four y Kawa con su Z1, los italianos de Ducati y supermotivados con la victoria de Paul Smart en las primeras 200 millas de Imola presentaban la Ducati 900 SS y Guzzi hacía lo propio con su Guzzi V7, y los alemanes entraban también en el juego con su BMW 90RS. Los ingleses, sumidos en una profunda crisis arrojaron la toalla , y los americanos lo intentaron con un modelo Café Racer, a su manera, con la HD XCLR (se dio a conocer como la Excelsior), un moto destinada a los Rockers, negra zaina como sus chupas de cuero y con una estampa brutal. Pero todo se quedó en el intento, su ingobernabilidad y su poca fiabilidad no le daban desde luego muchos alicientes frente a la competencia y se convirtió, y con el paso del tiempo, en una moto legendaria. De 1977 a 1978 sólo se fabricaron poco más de 3100 unidades y hoy se han convertido en cotizadísimas piezas de coleccionista.

Autorretrato de Alberto García-Alix con su XLCR en 1985. Publicado en su libro BIKERS
Muy buena entrada. Tuve la suerte de cruzarme con García-Alix el domingo en el Vintage,... y le disparé a traición!
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