Susan B. Anthony, lider feminista estadounidense del siglo XIX, sostenía que la bicicleta había hecho más por la emancipación de la mujer que cualquier otra cosa en el mundo. Y cuando el motor vino a sustituir a los pedales las mujeres ya pudieron pensar en llevar su emancipación más allá de los confines de su barrio. Es lo que le sucedió a Bessie Stringfield, una afroamericana nacida en Jamaica cuando en 1929 y con sólo 19 años empezó a recorrer el sur de EEUU con su Indian Scout. Desplegaba un mapa, lanzaba una moneda y marcaba su meta allí donde caia.
En los tiempos en que los afroamericanos apenas viajaban sólos por los duros estados sureños ante la amenaza de los prejuicios raciales, toparse con una jovencísima Bessie debía de ser todo un punto. Stringfield, conocida también como la Motorcycle Queen of Miami, siempre sostuvo que sus aventuras no obedecían a una marcha reinvindicativa por los derechos de las mujeres afro-americanas (como una y otra vez se encargaban de preguntarle los periodistas), simplemente le gustaba viajar en moto. Tan sencillo y sin embargo para algunos retrógrados tan dificil de comprender. Le gustaba tanto que recorrió en sus periplos los 48 estados contiguos con su eterna sonrisa de la libertad como bandera.
En los tiempos en que los afroamericanos apenas viajaban sólos por los duros estados sureños ante la amenaza de los prejuicios raciales, toparse con una jovencísima Bessie debía de ser todo un punto. Stringfield, conocida también como la Motorcycle Queen of Miami, siempre sostuvo que sus aventuras no obedecían a una marcha reinvindicativa por los derechos de las mujeres afro-americanas (como una y otra vez se encargaban de preguntarle los periodistas), simplemente le gustaba viajar en moto. Tan sencillo y sin embargo para algunos retrógrados tan dificil de comprender. Le gustaba tanto que recorrió en sus periplos los 48 estados contiguos con su eterna sonrisa de la libertad como bandera.
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