lunes, 27 de junio de 2011

Triumph Hurricane, un yanquee en la corte del Rey Arturo




A finales de los 60 el importador de BSA americano tenía un problema. Y gordo.  Honda venía dispuesta a hacerse con gran parte de la tarta del mercado americano de altas prestaciones (hasta entonces coto de Triumph, BSA y Norton) con su revolucionaria CB750 y sólo tenía  la BSA Rocket 3 para contraatacar. Los diseñadores ingleses seguian apostando por un concepto de moto anclado en el pasado y había que modernizarse y ofrecer algo nuevo a los americanos. 


BSA Rocket 3

Contactaron con Craig Vetter, un joven diseñador de Ilinois que ya era conocido en el mundillo por sus carenados y por haber diseñado un conjunto de depósito y sillín para su Suzuki GT 500 sumamente atractivo. Vetter acepto el reto y se llevó una Rocket a su casa. Allí la desnudó por completo y a lo largo de varios meses empezó a americanizarla, aplicándole un lifting total que entusiasmó a los responsables de BSA. El conjunto de sillín/depósito mostraba ahora una lineas mucho más suaves y musculosas, los escapes fueron rediseñados y hasta las aletas de los cilindros fueron alteradas para cambiar la apariencia del motor. 

Mientras tanto otros cambios se estaban produciendo en la fábrica madre  y cuando el prototipo de Vettel llegó a  Inglaterra a principios de los 70, los días de BSA, como marca,  ya estaban contados. La antaño poderosa industria motociclista británica se estaba quedando sin fuelle y sólo las fusiones hacían frente a la crisis. El gobierno impulsó entonces  la formación del conglomerado Norton-Villiers-Triumph (aunque Triumph era propiedad de BSA, se decidió por motivos de marketing prescindir del nombre de BSA). Así es como el prototipo de Vetter, originalmente pensado para lucir la marca BSA, pasó en 1973 a la cadena de producción como la Triumph Hurricane X-75. Sólo se llegaron a fabricar menos de 1200 unidades.  

Pero la Hurricane dejó sentadas unas bases de diseño que fueron copiadas más tarde por los japoneses, como la propuesta de un conjunto integrado de depósito, tapas y sillín. Una maravilla de moto que aún hoy sigue asombrando por poseer definitivamente el secreto de la eterna juventud. De hecho hay mucho interés para que Triumph, ahora ya eternamente consolidada, retome el proyecto de Vetter y nos sorprenda algún año con una nueva Hurricane. Please, Mr. Bloor. 


Craig Vetter en Cadvell Park (2009) mostrando las diferencias entre su prototipo BSA Rocket III (izq) y el que más tarde se produciría como la Triumph Hurricane X-75. No dejeis de visitar su interesantísima web donde nos cuenta otros proyectos e historias. 


Algunos constructores tambíen quisieron rendirle su particular tributo a la hurricane. El francés Mecatwin propuso su X-90, pero lamentáblemente olvidandose de los espectaculares escapes que definían parte del carácter de la original.



El francés Jean Francoise Vicente desarrollo su Milenium 900 sobre la base de una Triumph 900 Adventurer.


Y como no, el genuino Oberdam Bezzi no podía quedarse al margen. Diseño dos, una sobre la base de una Triumph Triple y otra como propuesta para los italianos de McDeeb, con motor Royal Enfield. 




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